Otra Madrugá sin Tí

21 febrero 2012
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Es hora de abrir mi corazón y que mejor forma de hacerlo que  a través de dos elementos básicos en mi vida: mi abuelo y mi hermandad como es la Macarena.

Tengo una sensación bastante extraña desde que mi abuelo, macareno y cofrade como ninguno, falleciera aquel fatídico día 29 de julio de 2007. A partir de ese momento tuve que aprender a sobrellevar esa pérdida irreparable de un ser amado como era él.  En el día a día de mi vida aunque él no esté conmigo es una parte de mí que me hace caminar y seguir el camino adecuado en esta vida llena de obstáculos y riesgos. Sin embargo, todas estas emociones se acrecientan aun más cuando llega la Semana más hermosa en Sevilla .

 Cuando llegaba la Madrugá su mirada era diferente, parecía un niño sonriente, su calor envolvente nos protegía como un valiente.  Él radiaba de felicidad al ver como su hermano, su hijo, su yerno, sobrinos y nietos estábamos preparados para realizar esa salida; era su día.

En la iglesia todos nos reuníamos todos a su alrededor como si de un erudito se tratase. Él era la verdadera cruz de guía de nuestra gran familia, era el legado de nuestra Señora de la Esperanza Macarena y Señor de la Sentencia. Cada año, realizar la estación de penitencia junto a mi padre y a mi abuelo se convertía  para mí en un privilegio jamás soñado.

Cuando llegaba el alba y nos disponíamos a volver a nuestra casa como era la Basílica de la Macarena, recuerdo ir al tramo 8º en el cual mi abuelo ostentaba una vara; él se encontraba como un niño, a pesar de estar cansado, detrás de ese antifaz morado siempre había una sonrisa que me animaba a seguir el camino hacia el corazón de nuestro barrio.

En 2007, una grave enfermedad, como es el cáncer, obligó a mi abuelo a realizar estación de penitencia hacia el cielo para poder llegar hasta su madre como era la Señora de la Macarena.El 29 de julio de 2007, mi abuelo se hizo hermano vitalicio de nuestra Hermandad en el cielo y desde entonces cada Madrugá, en nuestra hermandad falta un nazareno portando la vara del 8º tramo de Cristo  que sin embargo se encarna en uno de los angelitos que aparece en la peana de nuestro Cristo de la Sentencia .

Gracias por todo, gracias por hacerme hermano de esta tu hermandad, gracias por pasearme de la mano muchas Semanas Santas y enseñarme lo que significa el amor a nuestros titulares. No es preciso que te alabe, bella perla de San Gil, porque todo el mundo sabe que de frente y de perfil más buen mozo no cabe. Podrá haber otras personas que amen más a esta hermandad pero como tú ninguno.

NHD José Antonio Fernández Jiménez


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