Canto a la hermosura de la Macarena en el Pregón de las Esperanzas

16 diciembre 2015
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El pregonero, Alberto García Reyes, hizo un recorrido por casi todas las obras de arte de la Historia para situar a la Virgen por encima de ellas.

El pregón de las Esperanzas que pronunció el periodista de ABC Alberto García Reyes en nuestra basílica el pasado lunes 14 de diciembre fue un canto a la hermosura de la Macarena y una reflexión sobre el poder de la Esperanza, a la que definió de muchas maneras usando en todo momento situaciones que se dan en Sevilla. Habló de la Esperanza que hay cada Domingo de Resurrección en la Maestranza, para lo que usó una anécdota de Curro Romero. Habló de la Esperanza de la vida al referirse a la Divina Enfermera de La Lanzada y a La O, en la que realizó un alegato contra el aborto. Habló de la Esperanza de la Educación cuando le dedicó sus palabras a la Trinidad. Habló de la Esperanza del consuelo en sus sonetos a la Virgen de Gracia y Esperanza de San Roque. Y habló de la Esperanza de la eternidad al detenerse en la de Triana y, sobre todo, en la Esperanza Macarena. “La Esperanza es su Sentencia”, llegó a proclamar el pregonero en un pasaje de su texto en el que realizó un recorrido por el itinerario de la Madrugada:

Ni el oro de su corona,

ni las joyas de su pecho

pueden pagar en derecho

la pena que la abandona

y ella todo lo perdona

sin castigo ni exigencia:

la Esperanza es su Sentencia.

El cantaor Manuel Lombo le cantó el Pregón del Aguaor que le había escrito García Reyes para subrayar que la Esperanza es quien alivia la sed de Sevilla. Lo hizo desde el coro de la basílica recordando los viejos pregones flamencos, un género que estuvo presente de manera recurrente en la intervención del pregonero, que se confiesa un apasionado del arte jondo y que utilizó algunas de sus historias para volver a reflexionar sobre el significado de la Esperanza. Ese fue el hilo conductor de todo el mensaje -Esperanza es que aparezca Marta del Castillo, llegó a decir- junto con la historia de Héctor Echevarría, un joven de Puerto Rico que sintió la vocación e ingresó en el seminario gracias a una Virgen representada en un azulejo que había en la iglesia de su aldea cuyo nombre no conocía. Tras mucho investigar, el puertorriqueño descubrió que esa Virgen era la Macarena, por lo que decidió viajar para verla cara a cara con motivo del cincuentenario de su coronación.

Alrededor de esa historia, García Reyes hizo un recorrido por las muchas maneras de entender la Esperanza que hay en la ciudad que concluyó en una idea final: la Esperanza es un concepto tan importante que sólo puede estar representada por la belleza extrema. A partir de ahí, vio en los ojos de la Macarena “dos ollas de azúcar hirviendo”, hizo volver al río de Sanlúcar para decirle guapa y comparó su hermosura con las obras de Cervantes, Bécquer, Van Gogh, Velázquez, Dante, Bernini, Miguel Ángel… Citó a pregoneros de Sevilla como Caro Romero, Antonio Burgos, Rodríguez Buzón… Y remató mirando a la Virgen:

 Por eso aquí a las mujeres

que son guapas por condena

no les decimos bonita:

las llamamos Macarena.

Firmado: Alberto García Reyes


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