La sabatina semanal a la Virgen de la Esperanza
Queridos hermanos:
Encontramos en la Regla XXIV que en nuestra Hermandad, “los cultos internos, siempre solemnes, serán los siguientes: […] todos los sábados del año tendrá lugar solemne Sabatina, con el rezo del Santo Rosario, Salve cantada y Responso por los Hermanos difuntos”. En efecto, así venimos haciéndolo cada sábado, dando comienzo a las 20:00 h. el rezo del Rosario y a continuación el canto de la Salve Regina a Ntra. Sra. de la Esperanza, el rezo de un responso por nuestros hermanos difuntos y, seguidamente, la celebración de la Eucaristía, Misa vespertina del Domingo.
El sentido de celebrar cada semana un culto sencillo pero devoto dirigido a la Santísima Virgen es justamente acrecentar nuestro amor filial por la Madre del Señor y nuestra devoción cada día mayor a la Esperanza, por lo que resulta conveniente que nos tomemos como compromiso personal acudir a venerar a la Esperanza cada sábado, compromiso que pueden asumir no sólo los hermanos de la Corporación, sino también cuantos devotos sienten una especial vinculación con la Esperanza Macarena; no debemos perder de vista que siempre estamos necesitados de acrecentar nuestra fe y nuestra devoción por la Virgen, y que regalarle a la Esperanza nuestro tiempo y nuestra oración, es el regalo que Ella espera de nosotros, sus hijos.
Ciertamente, son inmensos los sentimientos de fe que la imagen de la Esperanza despierta en tantas personas que acuden ante Ella desde diversos lugares para venerarla, y produce una profunda alegría comprobar que son muchos los hermanos de la Corporación y los fieles en general que acuden cada sábado a nuestra Basílica para celebrar la Sabatina y permanecen después en la Misa, inaugurando así el Domingo, día del Señor.
Debemos tener muy presente que la Esperanza se encuentra en su Basílica, lugar consagrado a Dios, que debemos preservar como espacio sagrado dedicado particularmente a la celebración de los sacramentos; en este inicio de curso pastoral, cuando estamos celebrando el Cincuenta Aniversario de la Consagración del Templo y su Dedicación como Basílica menor, debemos recuperar la conciencia de cuidar el templo donde se encuentra la Esperanza como lugar especialmente dedicado a la oración y al silencio, pues éstos son los lugares idóneos para el encuentro con Jesucristo a través de su Bendita Madre.
Sin embargo, no son pocas las ocasiones en las que nuestro comportamiento, demasiado relajado y negligente, desdice de las actitudes que ha de tener un buen cristiano dentro de un templo dedicado al Señor y a la Virgen; y en demasiadas ocasiones, nuestro comportamiento revela poco respeto y aprecio por las imágenes sagradas. Por ello, acudir regularmente a la Basílica para orar ante Nuestros Sagrados Titulares y ante el Santísimo, participar semanalmente de la Sabatina, celebrar la Eucaristía y practicar el sacramento de la Reconciliación, será el modo de convertir nuestra Basílica en lo que debe ser, esto es, el lugar donde vive la Esperanza, que recibe la oración silenciosa de tantos de sus hijos con el respeto y el recogimiento que el lugar y Ella merecen.
Queridos hermanos, mi oración siempre se encamina a que Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima de la Esperanza Macarena nos concedan un crecimiento cada vez mayor en la fe, una fe que se traduzca en obras de amor y de caridad para con el prójimo —hacia dentro de la vida de la Hermandad y hacia fuera—, y finalmente una devoción más depurada a Nuestros Sagrados Titulares. Que la asistencia y participación frecuente en la Sabatina semanal y en la Eucaristía sean los medios a través de los cuales el Señor y la Virgen nos bendigan con dichos dones.
Antonio J. Mellet Márquez,
Rector de la Basílica y
Director espiritual de la Hermandad