La Virgen te Acoge

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Si tu fe cristiana te ha traído hasta aquí, goza con nosotros y clama:
“¡Alégrate, María, llena de gracias!,
el Señor es contigo,
bendita tú entre todas las mujeres,
y bendito el fruto de tu vientre, Jesús”

Si tus problemas y preocupaciones son tales y tantos, que casi no puedes, ruégale a Ella:
“Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.”

Si ves y tu horizonte es una llamada ilusionada de Dios, canta como Ella:
“Engrandece mi alma al Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,
porque ha mirado la humildad de su esclava”.

Si la oscuridad y el dolor están ahí, y todo empieza a derrumbarse, ponte junta a Ella al pie de la Cruz, y escucha a Jesucristo:
“Hijo, he ahí a tu Madre”,
Ella nunca te abandonará, siempre estará a tu lado.

Si un silencio mortal te esclaviza, si la soledad impuesta te envilece, si la vida te aplasta como injusta e insoportable condena:
Acércate a Ella y deja que te mire,
que su mirada te acune y el susurro de su alma
se cuele en tu alma.
Su esperanza te levantará y te hará caminar
a la fuente de la verdadera Vida: Jesús,
al concebido en su purísimo seno por obra del Espíritu Santo,
al amor revelado del Padre.

Gracia a ti, Esperanza nuestra, Macarena

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