Ante la Estación de Penitencia la próxima Madrugada

21 marzo 2016
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Queridos hermanos:

Hemos iniciado la Semana de Pasión, de tal manera que ya se acercan los días para la celebración del Misterio Pascual del Señor, esto es, la Semana Santa, durante la cual recordaremos y actualizaremos la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Sin menoscabar la importancia y centralidad que la liturgia de la Iglesia ha de tener en nuestra vida cristiana (especialmente el Jueves, Viernes y Sábado Santos, con la celebración de la Vigilia Pascual), estamos llamados a vivir también una experiencia espiritual única durante la estación de penitencia que realizaremos a la Santa Iglesia Catedral en la Madrugada del Viernes Santo, acompañando a nuestros Sagrados Titulares, el Señor de la Sentencia y Nuestra Señora de la Esperanza. La estación de penitencia ha de tener, al menos, una doble motivación para nosotros: en primer lugar el reforzamiento de nuestra fe y de nuestra devoción a los Sagrados Titulares; en segundo, la manifestación pública de nuestra fe, de tal suerte que aquellos que se acercan a contemplar a nuestros Sagrados Titulares, experimenten también ellos la renovación de su fe y devoción al Señor y a la Virgen.

Por ello, grave es la responsabilidad que tenemos cuantos participamos de la estación de penitencia: los nazarenos, acólitos, capataces, costaleros, la Centuria Macarena,… Todos hemos de procurar con nuestra actitud exterior mostrar una verdadera actitud interna de amor y devoción al Señor y a su Bendita Madre, a quienes acompañamos y a quienes seguimos mientras realizamos la estación penitencial. En este sentido, debemos aprovechar las horas de la Madrugada que estemos en la calle para, en la medida de lo posible, practicar el silencio interior y la oración (ya sea rezando el rosario, o algunas de las oraciones que tengamos memorizadas) y estar así más cerca del Señor y de su Bendita Madre, dándoles gracias por tantos favores recibidos, recordando a nuestros hermanos difuntos y rezando por ellos, acordándonos también de nuestros hermanos que sufren a causa de la enfermedad, la pobreza, la soledad,… Estoy convencido de que la oración realizada con fervor durante la estación de penitencia redunda en una conversión auténtica del corazón y en una vida de piedad más profunda.

No nos olvidemos, asimismo, que nuestra Regla nos manda además que realicemos la estación penitencial en estado de gracia, es decir, perdonado por Dios de todo pecado. Os animo, por tanto, a que acudáis al sacramento de la Reconciliación antes de realizar la estación penitencial, para experimentar además la misericordia y el amor que Dios tiene reservados para los que acuden a Él con un corazón humilde y arrepentido de las propias faltas.

Por último, queridos hermanos macarenos, pidámosles al Señor y a Nuestra Señora de la Esperanza que, especialmente en esta Semana Santa del Año Jubilar de la Misericordia, experimentemos la salvación que Jesucristo obtuvo para nosotros muriendo en la cruz y resucitando, de tal manera que durante la Madrugada experimentemos la alegría de nuestra salvación.

Que Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima de la Esperanza Macarena nos concedan —y concedan a toda Sevilla— una hermosa Madrugada de encuentro con Él y con Ella.

 Antonio J. Mellet Márquez,

Rector de la Basílica y

Director espiritual de la Hermandad


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