Septenario Doloroso: Día Tercero

Consideración sobre el tercer dolor de la Virgen. Jesús perdido en el templo.
“Sus padres iban todos los años a Jerusalén en el día solemne de la Pascua. Y cuando tuvo doce años, subieron ellos a Jerusalén, según solían en aquella fiesta: y acabados los días, cuando se volvían, se quedó el Niño Jesús en Jerusalén, sin que sus padres lo advirtiesen. Creyendo que estaba Él con los de la comitiva, anduvieron camino de un día, y le buscaron entre los parientes y conocidos; como no le hallasen, se volvieron a Jerusalén buscándole.
Y aconteció que, tres días después, le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles. Y se pasmaban todos los que le oían de su inteligencia y de sus respuestas. Y cuando le vieron, se maravillaron. Y le dijo su Madre: Hijo, ¿por qué lo has hecho así con nosotros? Mira como tu padre y yo, angustiados, te buscábamos. Y le respondió: ¿para qué me buscabais? ¿No sabíais que conviene que yo esté en las cosas de mi Padre? Mas ellos no entendieron la palabra que les habló?
Oración para este tercer día
Virgen Amantísima, Vos suspiráis por Jesús, Vos que solo amáis a Jesús. Dejadme suspirar por Él a mí y a tantos pecadores que no le aman y con sus ofensas le han perdido. Madre mía, si por falta mía vuestro Hijo no ha vuelto todavía a mi alma, haced Vos que yo le halle. Yo bien sé que se deja hallar de quien le busca, más haced que yo le busque como debo. Vos sois la puerta por la cual todos hallan a Jesús, por Vos espero hallartle yo también. Amén.