La Virgen de la Esperanza anuncia nuevo tiempo litúrgico

Comienza la Cuaresma y amanece Nuestra Señora de la Esperanza ataviada de hebrea en este Miércoles de Ceniza. Día en el que los cristianos recibimos una cruz en la frente, con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos anterior. Éste signo de la llegada de la Cuaresma es relevante para todos nosotros, y preparatorio para la vivir el Misterio Pascual.
“La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar (cf. Homilía, 8 enero 2016).
La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de los medios santos que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la limosna. En la base de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a meditar con mayor frecuencia. En concreto, quisiera centrarme aquí en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (cf. Lc 16,19-31). Dejémonos guiar por este relato tan significativo, que nos da la clave para entender cómo hemos de comportarnos para alcanzar la verdadera felicidad y la vida eterna, exhortándonos a una sincera conversión”.
Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2017.
Fotografías NHD. Álvaro Heras