La Hermandad celebrará los siete domingos de San José

29 enero 2021
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El Papa Francisco ha dedicado este año al santo Patriarca San José, gozosa dedicatoria que coincide con la recuperación de esta histórica devoción en la Hermandad de la Macarena mediante la bendición de una imagen del santo, que recibirá culto en la Basílica.

Existe una maravillosa tradición en la Iglesia cuyo origen se remonta al siglo XVI que consiste en dedicar los siete domingos anteriores a la fiesta de San José, a acudir con especial detenimiento al Esposo de María Virgen para expresarle cariño y pedirle mercedes. En concreto, fue el Papa Gregorio XVI quien fomentó la devoción de los siete domingos de San José, concediéndole muchas indulgencias; pero Su Santidad Pío IX les dio actualidad perenne con su deseo de que se acudiera a San José para aliviar la entonces aflictiva situación de la Iglesia universal.

A tal fin, a partir de este próximo fin de semana, en la Basílica, antes del inicio de la celebración de la Misa dominical o de vísperas, se realizará una breve consideración sobre los dolores y gozos del esposo de la Santísima Virgen María.

Se suelen contemplar los principales misterios acontecidos a lo largo de la vida de San José en la tierra entretejidos de gozos y dolores, en los que se refleja de algún modo nuestra vida, en la que encontramos luz, serenidad, fortaleza, sentido sobrenatural, amor a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo y a la Santísima Virgen.

Toda la vida de San José fue un acto continuo de fe y obediencia en las circunstancias más difíciles. Él es al pie de la letra “el administrador fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia” (Lc 12, 42).

En los momentos de noche oscura, el ejemplo de San José es un estímulo inquebrantable para la aceptación sin reservas de la voluntad de Dios. Para propiciar ese veneración e imitación y para solicitar su ayuda, este es el siempre actual Ejercicio de los Siete Dolores y Gozos.

PRIMER DOMINGO

Primer dolor: Estando desposada su madre María con José, antes de vivir juntos se halló que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo (Mt 1,18).

Primer gozo: El ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús (Mt 1, 20-21).

SEGUNDO DOMINGO

Segundo dolor: Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron (Jn 1,11).

Segundo gozo: Fueron deprisa y encontraron a María, a José y al niño reclinado en el pesebre (Lc 2,16).

TERCER DOMINGO

Tercer dolor: Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de que fuera concebido en el seno materno (Lc 2,21).

Tercer gozo: Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados (Mt 1, 21).

CUARTO DOMINGO

Cuarto dolor: Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre: Mira, éste ha sido puesto como signo de contradicción para que se descubran los pensamientos de muchos corazones (Lc 2, 34-35).

Cuarto gozo: Porque han visto mis ojos tu salvación, la que preparaste ante todos los pueblos; luz para iluminar a las naciones (Lc 2, 30-31).

QUINTO DOMINGO

Quinto dolor: El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo (Mt 2,13).

Quinto gozo: Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dice el Señor por el profeta: “De Egipto llamé a mi hijo” (Mt 2,15).

SEXTO DOMINGO

Sexto dolor: El se levantó, tomó al niño y a su madre y regresó a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allá (Mt 2, 21-22).

Sexto gozo: Y fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo dicho por los profetas: será llamado Nazareno (Mt 2,23).

SÉPTIMO DOMINGO

Séptimo dolor: Le estuvieron buscando entre los parientes y conocidos, y al no hallarle, volvieron a Jerusalén en su busca (Lc 2, 44-45).

Séptimo gozo: Al cabo de tres días lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciéndoles preguntas (Lc 2,46).

 


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