A mi padre, con motivo de su retirada…

Nunca fui capaz de imaginarme cómo sería la noche de hoy. Nunca fui ni tan siquiera capaz de pensar que este día, tarde o temprano, tendría que llegar. Quizás por miedo a lo novedoso: ¿cómo será a partir de ahora la noche de cada viernes de Cuaresma?
Si algo he aprendido en mi vida es, como bien me has enseñado tú, que el principio y el fin del macareno no es sino la túnica. Por este motivo, llegué a entender que, pese al dolor que sentí cuando me dijiste lo que tenías ya hablado con el Señor, debía rehuir de ese sentimiento. A pesar de que aún no lo haya conseguido, me has enseñado que Ellos están por encima de todo, y que serán los únicos que perduren por los siglos de los siglos…
Así que no he venido hoy más que a mostrarte mi alegría por todos aquellos inolvidables recuerdos que mantendremos por siempre en nuestras retinas. Inolvidable será haber crecido de tu mano, educándome en la fe cristiana y en la devoción a nuestros Sagrados Titulares. Inolvidable será también haberte acompañado a todos los ensayos, “igualás”, “mudás”, convivencias, desde que tengo uso de razón. Igualmente lo será el camino de casa a la Basílica, tras despedirnos de mamá y Laura, antes de realizar la Estación de Penitencia, andado, para ir “relajando los nervios” por el camino. Marcados quedarán por siempre en mi corazón los besos y abrazos que nos dábamos en cada relevo: -¿Cómo vas?, -¿Va dando mucho este año?, -Disfruta que se está acabando esto ya… Así como tantos y tantos otros que prefiero que se queden para ti y para mí…
Hoy te vas con el orgullo de haber paseado al Señor desde el año 1979, con la satisfacción del trabajo bien hecho, y con la ilusión de seguir sirviendo a la Hermandad en lo que ésta necesite. Yo seguiré aprendiendo de la humildad y honradez con la que te retiras, sabedor de la dura decisión que un día tomaste. De aquí en adelante, ambos le pondremos respuesta a la pregunta que me hacía al principio.
“Al” Vega le toca ahora, desde otra perspectiva, seguir disfrutando de este mundo de la trabajadera: con su gente, con su cuadrilla, con los que le enseñaron y con los que aprendieron de él. Enhorabuena por toda una vida…
¡Ahí queó! ¡Abajo con Él! Se retira una vieja gloria del Señor de la Sentencia…
NHD David Vega Vázquez