Carta del predicador del Solemne Quinario

Queridos hermanos en el Señor, iniciamos un año más el quinario al Señor de la Sentencia. Cada quinario es una preciosa oportunidad de acercarnos más al Señor, de retomar el camino de nuestra fe, de enderezar lo torcido y de transformar nuestras vidas a la luz de la Palabra que el Señor nos ofrecerá estos días. El quinario puede equipararse a unos profundísimos ejercicios espirituales donde experimentar la gracia y el amor de nuestro Señor.
Estoy convencido que compartiréis conmigo que no hay dos quinarios iguales, al igual que no hay dos madrugadas iguales, nunca somos los mismos ante la dulce mirada del Señor de la Sentencia que nos invita a seguirle y amarle cada día. En estos días Él nos recordará algunos de los pilares que hemos de potenciar en nuestras vidas para corresponder con fidelidad al amor que nos tiene.
Decía recientemente el Papa Francisco que la cuaresma ha de suponer para el cristiano una fuerte experiencia de ENCUENTRO con Jesucristo. Durante el quinario intentaremos reflexionar cada día sobre esos espacios de encuentro. En primer lugar recordaremos que ese encuentro tiene su máxima expresión en la ORACIÓN, necesitamos buscar espacios de encuentro con el Señor desde el silencio y la oración. Solo cuando seamos capaces de pararnos a orar podremos experimentar fuertemente a Dios en nuestras vidas y descubrir lo que quiere de nosotros.
Encuentro desde la ATENCIÓN A NUESTRO PRÓJIMO: Por desgracia cada día somos más independientes e insensibles ante el sufrimiento del prójimo. El Señor nos invita a verle presente en las personas que nos rodean , especialmente en los menos favorecidos, en los ancianos, en los que sufren. Hemos de ser cirineos de los demás y ayudar a nuestros hermanos a cargar con la cruz de cada día. No podemos amar a Dios al que no vemos sino amamos a nuestro prójimo al que vemos.
Encuentro desde la vivencia profunda de los SACRAMENTOS: me refiero a la participación comprometida y responsable en el sacramento de la Eucaristía y en el sacramento del Perdón, así como la vivencia de nuestra fe en comunión con la iglesia y su magisterio.
Encuentro desde la COHERENCIA DE VIDA, intentando vivir desde el mandato del amor y el servicio que el Señor nos propuso como norma de vida.
Encuentro desde el AMOR A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, nuestra Esperanza, que nos alienta e impulsa a pasar por la vida anunciando la alegría del Evangelio y siendo testigos de la fe.
Os aseguro que si somos capaces de vivir el quinario como un primordial y privilegiado tiempo de encuentro, tendremos la dicha de profundizar en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo con un corazón renovado. Que estos días podamos decir: ¡Me he encontrado con el Señor!
Un abrazo fraterno a todos. Unidos en el Señor y en la Esperanza de su madre.
Adrián Sanabria Mejido, sacerdote.