Un cuadro de Félix de Cárdenas protagoniza el cartel de Semana Santa
Una imagen de la Virgen de la Esperanza anuncia la Semana Santa de la Hermandad de la Macarena.
El cuadro, es obra del artista sevillano Félix de Cárdenas (Sevilla 1950). Los materiales utilizados en su procedimiento han sido: carbón, lápiz graso y pastel sobre papel. Las dimensiones de la obra original son de 70 x 50 cm.
El acto en el que se presentó el cartel, se desarrolló en la Basílica y contó con la presencia del Sr. Hermano Mayor, D. Manuel García García, que fue quien descubrió el cartel junto con su autor.
Tras la presentación del autor de la obra, de parte del pintor y escultor D. Ricardo Suárez, el Hermano Mayor le hizo entrega al autor del cartel, de una fotografía enmarcada de la Virgen de la Esperanza en señal de agradecimiento.
Así nos mostró Ricardo Suárez al pintor y en su presentación dijo:
“Carmen Laffón, Ignacio Tovar, Guillermo Pérez Villalta y ahora Félix de Cárdenas. Un plantel de pintores que vienen a definir cuáles el camino que debe seguir una hermandad que siempre se caracterizó por estar en la vanguardia de las nuevas aportaciones estéticas que se producen en la ciudad. Una serie de pintores que, no solo enriquecen con su obra el patrimonio de la misma sino también el patrimonio de la ciudad al dejar sus obras en un lugar tan emblemático como este.
Cuando era niño por el barrio de San Vicente, su padre sabia dónde buscarlo. Sin dudarlo preguntaba a los conserjes del museo de Bellas Artes y allí estaba nuestro protagonista de hoy. Aquel niño se hizo hombre y todo lo aprendido y aprehendido entre las paredes y patios del Museo unido a lo que la propia ciudad le fue enseñando, hizo de Félix el pintor figurativo que hoy conocemos dentro de esa escogida y compleja intimidad intelectual que solo un selecto y exquisito grupo de sevillanos conocen.
La obra que hoy presentamos el resultado de la reflexión y el dialogo del autor con nuestra Esperanza; Hace un año que este cartel tenía que haberse presentado pero una dolencia que requería una urgente intervención quirúrgica apartó a Félix de los pinceles posponiéndose hasta la presente Cuaresma. Todo un año en el que Félix ha reflexionado sobre lo que significa esa palabra tan hermosa que es La Esperanza. La Esperanza de los huertos de extramuros. La Esperanza de los vecinos que vivían hacinados en pequeñas e insalubres habitaciones de casas de vecinos. La Esperanza de los trabajadores del mercado de la Encarnación, La Esperanza de aquella Sevilla en blanco y negro que los hermanos de esta hermandad se encargaban de darle color aunque solo fuera una vez al año. La Esperanza de Joselito y el Hospital de las Cinco Llagas, de San Gil y Casa Cornelio, La Esperanza de Queipo, La Esperanza cuando la muerte entraba sin pedir permiso por Torrigiano, San Luis o el Pumarejo. La Esperanza de la muralla,
La Esperanza de los azulejos cerámicos en los zaguanes y en las Casas de Socorro, La Esperanza de las fotos que presidían las tabernas donde aliviar, con avinagrado vino blanco, el desconsuelo, la soledad y el paro. La Esperanza de niños en remendados pantalones cortos jugando con pelotas de trapo en Parras y Escoberos mientras sus madres ¡benditas madres! aventaban el cisco picón en los fríos patios de las casas de vecinos. Y ese cisco picón, el carbón que daba color a este barrio deprimido allá por los años 20 y 30 del pasado siglo, es el que ha utilizado Félix para representar todo el sentir de un barrio, de una hermandad y una ciudad. Cisco picón de nuestras abuelas, el carbón que ellas teñían de verde con sus manos, al menos una vez al año en primavera, apartando por un momento todas las fatigas y penurias. Bendito trozo de carbón, el que cayó en tus manos querido Félix, para resumir el rostro de esa mujer que siempre estará contigo y con nosotros porque ella es y será Esperanza Nuestra y siempre será Nuestra Esperanza”.
Fotografías: NHD. Francisco Javier Narbona Soto
