Fragmento del Pregón de Rafa Serna dedicado al Señor

18 marzo 2016
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Ya estoy aquí Señor, perdona mi retraso.

Todas las calles que llegan a San Gil son un reguero de hermanos, el vuelo de capas de merino es interminable, terciopelos verdes y morados llenan el barrio, bueno que te voy a contar si tú ya lo sabes.

Ni que decir tiene que estás impresionante en tu paso.

Habla Señor que tu siervo escucha.

¿Cómo estas Rafa?

Enorme, Señor enorme.

Se te nota en la cara que estas mu repuestito.

¿Ya están aquí todos?

Si Padre, todos los macarenos están en casa.

¿Has visto lo guapa que está?

Radiante Señor y hermosa como siempre,

Mira, fíjate en la cara de tus hermanos como la miran.

Me encanta este día, disfruto tanto al sentir como la quieren.

¿Señor que sientes cuando pasamos delante de ti directos hasta tu madre sin reparar en tu presencia?

¿Cómo puedes seguir dándonos ese ejemplo de humildad desde hace tanto tiempo?

Pasa lo mismo cuando estás en el Sagrario

¿No sientes pena señor, tu que sufriste hasta entregar tu vida por nuestra salvación?

Dime la verdad Señor ¿no vuelves a sentir que te negamos como hizo Pedro?

¿Cómo voy a sentir pena Rafa, si mi madre, la Esperanza, es la obra maestra de Dios Padre?

Ella como dice la letanía, es la puerta del cielo, a través de su vientre llegué hasta vosotros, además Ella me dio su sangre, me alimento con su ser, me protegió, me educó, me instruyó, me acompañó y nunca me abandonó, ni me abandonará jamás, Ella es… la Madre, Rafa.

No puedo tener ningún reparo, mi Madre, la Esperanza, representa los brazos extendidos de la misericordia.

Ella es la intercesora en que confió Dios, Ella sabe siempre cuales son vuestras necesidades, vuestras fatigas, vuestros recelos y también vuestras faltas, poneos a sus pies y series sanados en cuerpo y alma.

Ella Rafa, no dudes que ha sido la que ha querido que ocupes este día el mejor de los atriles para hablarle a los sevillanos de mi amor por ellos.

Además te pido Rafa, que esta lámpara de aceite que enciendes hoy y que antes otros hicieron, no se agote nunca, ni se apague su luz, convence al que aún no lo esté que la meta de los buenos cristianos debe ser la conversión y que esta no termina hasta el día en que lleguemos al padre.

¿Entiendes Rafa que no solo no sienta pena? Sino que cada día me hace más feliz ver como la admiráis primero a Ella. Mi padre consiguió lo que se propuso que cada uno de vosotros cuando la contempláis, veáis a vuestra propia madre.

¿Ha llegado ya mi guardia?

Aún no, estarán de camino después de rendirte pleitesía en San Lorenzo.

Sabes que no estoy tranquilo hasta que llegan esos romanos arrepentíos y notar que desfilan detrás de mí, me llena de orgullo y tranquilidad, no están los tiempos para salir sin escolta.

Padre tú en Sevilla no necesitas que te protejan, somos los sevillanos y el resto de los mortales los que rogamos tu protección.

Lo sé, lo sé pero esos armaos me quitan el sentío, no los tres estos que llevo aquí detrás, que están locos por acabar conmigo.

¿Qué te pasa Rafa?

Señor, me estoy acordando de todos esos macarenos que ya no están, y que no pueden acompañarnos vistiendo la túnica en esta madrugada.

No te preocupes, todos están conmigo y sí que nos acompañan, ves todas las llamas de la candelería y los candelabros, esas son sus almas, mi Madre, como cualquier madre siempre está pendiente de todo, por eso es la Esperanza.

Esta tierra tuya Rafa, es tan especial, que nunca se olvida de los que faltan, te puedo asegurar que en los balcones del cielo no cabe ni un alma, que todas las primaveras hay reparto de papeletas junto al portón que custodia San Pedro y dicen que aquí bullas…….

Escucha Rafa, están llamando a la puerta.

Son los de negro padre que vienen a pedir la venia, ¿se la damos?

Déjate de bromas hijo, la concordia es una palabra mía y recuerda que mi palabra va a misa.

Perdóname Padre, pero tú me has dado la confianza para poder hablarte así.

A ti y a tos los que vengan a verme con el corazón en la mano, nada me agrada más que ver mi casa llena, hay que venir más a misa y recibir mi cuerpo, yo siempre os estoy esperando con las manos abiertas y mi madre, que es la madre de todos, me traslada diariamente vuestros rezos, la fuerza de rezar es incalculable y ella es mi eterna mediadora.

Ya están ahí.

¿Quién padre?

La centuria Rafa.

103 macarenos

Que hiendo de penitencia,

No visten de nazarenos,

Ni lucen capas de merino,

Ni antifaz de terciopelo,

Ni manoletinas toreras,

Ni rosario entre los dedos.

La Roma más sevillana,

Legionarios de la paz

Juan manuelinas hechuras,

De nagüetas y armaduras,

Que no se pueden aguantá.

Macarenos centuriones,

De una legión si igual,

Escolta de corazones

Palpitando a borbotones

En corazas enlatás.

No hay herencia más preciada,

Orgullo de esta hermandad

Y estampa más sevillana.

Que sería la madrugá,

Si no vienen detrás de mí

Rindiéndome pleitesía,

Sin quererme sentenciá.

Y ahora Rafa vámonos a la calle

¿Padre iras de costero a costero?

Siempre, no cambio el aire

Ni la cadencia en el tiempo,

Me gustan estos andares

Navego sobre costales

En mares de sentimiento,

De vez en cuando me dejo

Caer atrás un momento

Y luego arranco de frente

Saliendo con el izquierdo.

Comenzando un paseíllo

Como tu hijo el torero,

Que en los vuelos de su muleta

Lleva la alforja repleta

De mil sueños macarenos.

Me paseo por Sevilla

Saboreando el momento

Y noto como me miran

Se palpan los sentimientos.

Esta madrugada es mía

Esta es mi tierra, mi reino.

Avanza mi canastilla

Cortando el aire y el viento,

Siempre la misma mecida

Con el mismo movimiento.

Que me juzguen, me condenen,

Que me escupan y me azoten,

Que se rían, que me peguen,

Que renieguen de mi nombre,

Que me claven al madero,

Que mientras me quede voz

Yo diré mirando al cielo

Viva la madre de dios,

Madre de los macarenos.

Vámonos palante hermanos

Vamos a enseñarle al mundo

Como reza un sevillano,

Por el puente los Trianeros

Por San Román los Gitanos,

El Calvario y el Silencio

Y el rezo por San Lorenzo

Al Gran Poder soberano.

Me sentencian por amar

Por querer a mis hermanos

Pero ante tanta verdad

¿Quién se lavará las manos?

Roma clava sus rodillas,

Pilatos entrega su sello

Y se rinden a Sevilla

Los cesares del imperio.

Fotografía NHD. Francisco Javier Narbona Soto


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