Carta del Cardenal Mons. Amigo Vallejo

20 septiembre 2016
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“Feliz iniciativa la de este I Encuentro de Hermandades y Cofradías de la Esperanza Macarena”. Así comenzaban mis palabras dirigidas a quienes acudieron a esa reunión fraterna allá por el año 2008, y quiero que sigan siendo estas mismas palabras en esta convocatoria que cumple ya su tercera edición, providencialmente en el Año de la Misericordia, y que tenemos la dicha de celebrar en esta bella Ciudad de Sevilla, siendo acogidos en la casa de  Nuestra Madre Esperanza Macarena. “Feliz iniciativa” la de convocar a los Hermanos en torno a la Madre para que nos enseñe como guardar las Palabras de su Hijo Jesucristo en nuestro corazón.

Con particular alegría os pongo de manifiesto mi sincero afecto y cordial saludo, así como mi apoyo y aliento para que estos días de comunión fraterna os llenen de gozo en el espíritu.

La historia recorrida de encuentros es corta aún, pero la perseverancia supondrá una consolidación en el camino iniciado. Que importante es, incluso rebasar la barrera espacial del territorio andaluz, dando el salto a otras tierras hermanas. Este intercambio de vivencias y experiencias nos enriquece a todos bajo el manto de una misma fe, un mismo corazón y un mismo sentir. De forma que, el momento privilegiado de compartirlas nos enriquecerá e impulsará a seguir trabajando incansablemente en nuestros distintos ámbitos de hermandad por amor a Jesucristo y a la Iglesia. Pues, en el fondo, esa es la aspiración del Pueblo de Dios, en la diversidad de dones y carismas del Espíritu, aquella que expresa nuestro Señor Jesucristo en el evangelio: “sed uno como mi Padre y yo somos uno”.

Que lo que aquí vivamos en este Encuentro, lo llevemos como un tesoro en el corazón y que nuestro ejemplo sirva de ayuda y vaya impregnando, a su vez, a otras hermandades, a vuestras familias, a vuestros círculos de relación y a la sociedad toda, y seáis semilla de un mundo nuevo. Esa es la misión a todos confiada por nuestro bautismo: anunciar el evangelio. Misión que urge al hombre de hoy, que más que nunca busca, sin saberlo, un sentido a su existencia.

Busquemos en todo y siempre el bien, y a que resplandezcan en nosotros los frutos del Espíritu Santo, que nos capacitará para ponernos al servicio los unos de los otros, y nos unirá a los mismos sentimientos de nuestro Señor Jesucristo.

Que María Santísima de la Esperanza Macarena derrame su amor de Madre sobre todos y cada uno de los participantes y os llene de sus bendiciones.

Con afecto en el Señor os bendice,

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Carlos Amigo Vallejo
Cardenal Arzobispo Emérito de Sevilla


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