Querida Esperanza
Querida Esperanza:
Ni el tempus fugit, ni la crudeza de la batalla sangrienta pudo ni podrá ensombrecer tu alma cándida; la vida se aferra en tus manos proclamando tu grandeza piadosa; dichosa la gracia de tu dulce espíritu ,nacida de el seno angelical que eleva tu nombre en la tierra de Dios.Quiso el primer halo de luz brindarte el Amor de una madre sencilla que pasa sin hacer ruido;tan sólo quiere la oración ser vía de escape ante el llanto.Alegra la sonrisa indefinida las horas sin punto.Cuándo uno está dispuesto a perderlo todo,triunfa un aleluya glorificado.Y ahí estás;meciendo la cuna eterna. Entre nanas y susurros: Sevillana Macarena.
María Sánchez Peña